Que digo yo
que las grandes historias se encuentran en los personajes desconocidos.
Que todo un
emperador viene a morir a nuestras tierras, ole sus cojones!! Pues sí, se le
pone su nombre, un chiringuito y lo que haga falta a aquellos “últimos pasos”.
Pero ya está. Que sabemos que queda muy bien, pero como empecemos a llenar de
nombres toda verea que haya sido alpargateada por un monarca (véase Isabel La
Católica, Alfonso XI, Alfonso XIII…) al final se nos va ir de las manos:
“El Chorrituelo de Juan Carlos I”
¿ese cual es? Entre esos arbustos, no aguantaba más y se bajó del coche a mear.
“La Senda de Felipe Juan Froilán de
Todos los Santos de Marichalar y Borbón” Cuenta la leyenda que le debe su
nombre al tramo que tuvo que andar Juan Froilán con un agujero en el pié desde
que se pegó el tiro hasta el coche. Al final el cartel de la ruta es más largo
que el tramo en sí y la dificultad de la misma sería acordarse del nombre.
Por eso,
sabemos y agradecemos que Alfonso XIII fuera el “Plan E” del territorio
hurdano, pero permítannos con todo el respeto del mundo que los vereínos
rebauticemos a esta ruta como “La Travesía de Francisco Putín”.
Francisco, de
los Putines de Ceclavín de toda la vida y hasta la fecha nada que ver con el
que la está liando en Rusia, era hijo de un Inspector del Cemento y fue uno de
esos tantos maestros destinados a Las Hurdes a principios de los 60.
Os estoy
hablando de cuando el turrón de “El Almendro” tenía sentido y la gente sólo
podía volver a casa por Navidad. No como ahora, que se vuelve a casa en cuanto
se nos acaba el tupper o la ropa limpia. Este periodo nunca es inferior a una
semana porque:
-
Una madre nunca se va a
quedar corta en tuppers (son cursos que le dan en la preparación al parto junto
con el “manejo de la zapatilla” y el de “poner la cara de que se está creyendo
que lo que me sentó mal la noche anterior fue una hamburguesa”)
-
A un universitario le
aguanta la ropa, o más bien se le desagudiza el olfato, cuando estudia fuera.
Si la camisa no tiene lamparones a simple vista, el universitario tras una leve
inhalación a la sobaquera siempre exclamará: “Esto aguanta un diína más”.
Si
anteriormente los desplazamientos eran escasos por las comunicaciones, esto se
agravaba en territorio hurdano. Nos contaba Francisco que el autobús sólo
llegaba hasta Pinofranqueado y desde allí el BBVA (Bici, Burro o te Vas
Andando).
Que el
cementerio siempre estaba al otro lado del río y que como éste creciera tenías
al muerto en casa hasta que bajara el caudal. De ahí el refrán: “A río
revuelto, dos días el muerto” y “Cuando el río suena, te jiere la pena”.
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