1. Recreativos.
Los recreativos no sólo era el local donde poder
disfrutar de los futbolines y de los videojuegos que lo petaban por entonces:
los comecocos, el donkeykong, la nave esa que podías mover de derecha a
izquierda y disparaba a marcianos a tropel... no no. Los recreativos eran algo
más: te convertían en un hombre y tenías que acudir a ellos si querías ser
alguien en tu pandilla o colegio.
Con tu paga de 5 duros (0,15€) podías comprarte unos
gusanitos y unas golosinas o... cruzar la línea. Esa línea que separaba el bien
del Lado Oscuro, la infancia de la adolescencia.
Ahí podías ver cómo los mayores podían conseguir un
cigarrillo de estraperlo, cómo las no tan niñas escribían sobre sus carpetas
decoradas de la Super Pop, como se manipulaba las monedas - con taladro e hilo - para sacar partidas
gratuitas... Sodoma y Gomera, vamos.
Yo era de "Campeón", aunque no me puedo olvidar
de "El Chozo" (iba poco porque me daba un