A quien pueda leerlo: Me encuentro en mi
bunker con provisiones para unas dos semanas: chetos sabor barbacoa, cocacola
zero y alguna lata de atún del Mercadona. A estas horas probablemente el mundo,
al menos como antes lo conocíamos, ha llegado a su fin.
A punto de cumplirse 36 horas del brote
de la pandemia, deduzco que la desaparición del ser humano habrá llegado al
90%. Sin despedidas, sin un adiós, sin unas últimas palabras... precisamente no
hacía más de dos días cuando mi amigo Alberto me preguntó qué me gustaría
escuchar en el día de mi funeral. Yo le dije que no sabía... quizás algo así
como OSTIA!! ...SE MUEVE!!!
El proceso fue todo muy rápido...
A los dos minutos de la "Hora
H" dejé de recibir fotos de Julio Iglesias.
Mi foto de José Ortega "Cani"
no se enviaba al grupo de "Hijos del Landismo"
Sobresaltado, levanté la mirada y empecé
a notar la presencia de seres humanos a mi alrededor. Se encontraban sentados,
me conocían, me sonreían y me llamaban con otros nombres: "Hijo mío",
"hermanito", "subnormal, cómete el pollo"... empezaron a
darme... ¿conversación?
No sabía qué emoticono poner a la
situación que estaba viviendo. Quizás ese con los ojos de Ozil.
Bajé corriendo a la calle pensando que
era un problema de cobertura, pero no, nos habían quitado el guasap.
Hijosdeputa!!
Necesitaba contárselo a la gente, ¿pero
cómo? Recordaba que mi teléfono tenía una aplicación para “llamar” pero no
recordaba cuál era. Quería tranquilizarme y poner en práctica lo que hacíamos
los seres humanos antes del guasap… pero me dejé llevar por el caos… la gente
quemaba contenedores, asaltaban las tiendas de electrodomésticos, tiraban la
estatua de la mujer del periódico...
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