El Lobo


El contar historias me viene heredado porque en mi familia somos muy de contar historias, y si podemos, elevamos el misterio de su contenido a la enésima potencia. Que somos unos exageraos, vamos, o como se dice en andalú “no vea er cabrón si lo flipa”.

Lo peor es que tú seas el protagonista de la historia y ya te ganes una etiqueta, pues esta te perseguirá para el resto de tu vida y la de tus herederos. En mi familia no te llamarán mataperros por matar a un perro, te llamaran “El Hannibal Lecter de la fauna terrestre”. Tus hijos serán los canibalitos etc etc

Y es por eso que estoy convencido que la mayoría de estas leyendas son eso. Historias contadas por pastores o gente de campo al que le dieron ese pequeño matiz superlativo.

Un pastor no podía regresar a su hogar medio cojo, todo magullado, sin pantalones… y