Situaciones Incómodas






La Situación Incómoda por excelencia se produce en un ascensor.

Tú, como persona humana que eres, intentas evitar a toda costa la conversación en este transporte de reducido espacio cerrado y viaje interminable.

No puedes evitar empezar a pulsar compulsivamente el botón cerrarcerrarcerrarcerrarcerrar al ver cómo se acerca ese vecino con el que no quieres subir, como si la huevona de la puerta automática se cerrara antes por ello. Que automática mis cohone, pues cuando descargas la compra del Mercadona o cuando metes las maletas para irte de viaje se te cierra catorce veces en un minuto.

Yo, desde que existe el teléfono móvil, no ando ni enreando con el “parece que refresca”. Directamente lo abro y me pongo a contestar guasaps o a mirar “El tiempo”, por si el vecino afirma muy convencido que se ha quedado una buena mañana y yo no pueda ratificárselo con datos técnicos de temperatura y porcentaje de humedad.

Y no es que carezca del bendito don de la palabra, pues en los genes está, ya que presumo ser de hijo de un Historiador Rotondero, que para aquellos que no lo sepáis, es aquella persona que da muchas vueltas para contar una misma historia o anécdota.

Don Jesús Hermida, que en paz descanse, iba al grano en comparación con mi padre, que no es que lo haga aposta, él se enrolla porque sí. Porque empieza con una historia y le van llegando flases que los mete en la conversación aunque sea a calzo. Me acuerdo en mi infancia, cuando me explicaba la asignatura de Religión, que yo siempre deseaba que el tema fuera del Antiguo Testamento porque como fuera del Nuevo hasta que llegáramos a él…

Pero bueno, que me voy por las ramas, volvamos a las situaciones incómodas… pues hay una mucho peor aunque se hable bastante menos de ella, quizás porque durante muchos años se ha considerado tema tabú. Garrapateros, garrapateras… me estoy refiriendo al momento “WC del trabajo”.

En mi oficina tenemos unos servicios para señoras y otros para caballeros, este último –que es el que conozco - con dos puertas, dentro de la cual te encuentras tu habitáculo personal con tu sanitario, tu papel higiénico y tu escobilla.

Fuera de estos, pero dentro de los mismos servicios, te encuentras un inodoro vertical, comúnmente llamado meadero, que te salva de las vergüenzas con un panel opaco.

Bien, a simple vista la cosa está clara: si tienes que hacer algo, sea de pie o sentado, lo haces en tu habitáculo a puerta cerrada.
Estudiémoslo detenidamente:

-        Si te ven salir de ahí la gente puede pensar que “has hecho de vientre” y, seamos sinceros, tú no miras igual a una persona que sabes que acaba de… sentarse. Y excusarse es peor, porque no vas a salir y en respuesta a los ¡Buenos días! Vas a soltarle ¡Estaba meando, eh!. Es, como mínimo, sospechoso.

-        No tiene ventana por lo que o vas con una vela al trabajo (esto puede colar en Semana Santa) o eres de los que sin vergüenza alguna sueltas eso de “madre mía, no entréis ahí en toda la mañana”. También puede pasar que tú entres a miccionar y te encuentres con el panorama… que no es que huela, es que te escuecen hasta los ojos. ¿qué haces en esta situación? No has visto quién ha sido pero el que te vea salir va a creer que eres tú, por lo que volvemos al punto anterior. Aquí también tendrías la opción de negar la mayor y decir que no has sido tú, que ha sido el de antes… pero ya te digo yo que o llevas un aparato de análisis de heces o nadie te creerá.

-        Tienes tu habitáculo medianamente aislado pero una ventosidad descontrolada no te la insonoriza ninguna puerta por muy doble vuelta de cerrojo que le eches. ¿Soluciones? Toser al unísono (ojo que la flatulencia no sea de larga duración) o convencer a tu Director que pongan cartones de huevo por toda la pared.

-         

Por lo tanto, creo que en la medida de lo posible hay que usar el meadero vertical que como mucho te puedes encontrar con una pregunta que no da a lugar, como la que me han realizado a mí esta mañana cuanto me encontraba orinando:

Buenos días Alpargatero, ¿Qué te traes entre manos?

1 comentario:

  1. es horrible leerte, porque te imagino en el baño que conozco, y que ya no sera el mismo. la soledad del cagador sus preocupaciones y pensamientos son un tema a desarrollar. dale otra vuelta.

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