Traumas Infantiles

Todo ser humano ha tenido miedos infantiles que con su debido tratamiento ha podido superarlo en mayor o menor medida, antes o después, a lo largo de su vida. O lo ha dejado ahí… como “a ver si se pasa” y que cuando eso ha florecido se ha convertido en trauma.
Yo, a mis taitantos (aunque aparento menos) tengo un trauma.
Mis pesadillas aún vigentes tienen relación con el FERIANTE SUBALTERNO: ese eventual que toda atracción contrata, el recogetickets, ese al que el speaker de la tómbola El Maño llama sutilmente “secretario”. A mí de toda la vida me ha dado un miedo de cojones ese hombre.
Al Feriante Subalterno (a partir de ahora, FS) te lo podías encontrar a las seis de la tarde colocando los Coches Chocones, a las ocho recogiendo tickets en El Pulpo y a las dos de la madrugada manejando La Cazuela Loca con un cubata en la mano y una mirada de que te voy a caer de la cazuela, caaaaabrón, y veremo a vé si sales vivo.
Mi miedo era porque no creía que ese hombre fuera humano.
¿cuándo y cuánto dormía?
¿Cómo hacía para moverse de cochechocón en cochechocón agarrándose al palo de atrás que tenía banderita en lo alto? ¿No le acojonaba esa descarga de electricidad?
¿Cómo hacía para conducir de pie?
No paro de soñar que me encuentro en mitad de la pista con mi ficha en la mano. Suena el ninonino que da comienzo a la atracción, meto la ficha y el puto coche que no se mueve. No me acojona que me vayan a dar por todos lados produciéndome pluritraumatismos diversos, me acojona el tener que decirle al FS “¡que esto no va!”. De hecho es que no se lo digo, pero él me ve, con cigarro en la mano y su cara de mala ostia. Y se dirige hacia mí, saltando de coche en coche, y… justo ahí consigo despertarme.
Además, la situación no se arreglaba con “pues no monto en los coches chocones” pues tal y como he comentado el FS te lo podías encontrar dos horas más tarde en El Pulpo como recogetickets y Responsable de PRL (Prevención de Riesgos Laborales).
Y vale que tampoco es plan que le pidiera el certificado de la OHSAS 18001 cuando fuera a sacar mi ticket, pero cohone, que la mayoría de la veces aquello se ponía dar vueltas y yo seguía con la barandilla levantada, y cuando la bajaba yo no oía el click de seguridad y a veces aquello oscilaba de mala manera… que son muchos detalles, joder.
Y cuando desaparecen las pesadillas y parece que ya todo va a ir a mejor… resuenan en mi cabeza los beduinos majaretas. Pero eso ya, es otro cantar.

8 comentarios:

  1. Para trauma el mio, que estudié en el Paideuterion cuando estaba D.Gonzalo ...

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  2. Claro que, para entender el comentario hay que tener entre 57 y 61 años y haber estudiado en el Paideuterion... ¡ahí es ná!

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    1. Pero… ¿seguimos con este trauma, Tutatis? ¿entre 57 y 61 y todavía no hemos podido superarlo? Gracias por compartirlo en este pequeño grupo de Traumatizados Anónimos.

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  3. ¡Ahhh, el feriante subalterno y los churros atados con una vara de junco! Lagarto lagarto. ..

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    1. Si nos metemos ya con la gastronomía feriante tenemos un amplio abanico con los churros, los pollos y ciertos puestos de hamburguesas que daría para más temporadas de Chicote que las de Saber y Ganar.

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  4. Mi trauma infantil feriante era, y es, con la carrera de camellos. El speaker de esa prueba me pone los pelos como espinas de Espinete. ¡Què forna de narrar una carrera tras otra y hacer que cada una de ellas parezca una final de un mundial! Y, ya puestos, ¿Por qué camellos y no caballos, o galgos o putas jirafas?.

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    1. Si ese hombre de los camellos se hubiese dedicado a narrar las etapas llanas del Tour o los documentales de morsas y elefantes marinos, la sociedad española hubiese erradicado la cultura de la siesta.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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