Yo de pequeño estaba siempre malo. Alarismo o algo así tenía. Teníamos que ir a “La Paz”, mínimo, una
vez al año. Dormíamos en casa de un familiar y sufríamos los inconvenientes de
los atascos y la distancia de la capital. Recuerdo los madrugones, mi Heman en
la mano, la paciencia infinita de mi