Torontoentero

Imagen de lo que se ve desde la torre más alta de Toronto: Torontoentero

Situaciones Incómodas






La Situación Incómoda por excelencia se produce en un ascensor.

Tú, como persona humana que eres, intentas evitar a toda costa la conversación en este transporte de reducido espacio cerrado y viaje interminable.

No puedes evitar empezar a pulsar compulsivamente el botón cerrarcerrarcerrarcerrarcerrar al ver cómo se acerca ese vecino con el que no quieres subir, como si la huevona de la puerta automática se

El Requeté



Cuando lo importante era la Calidad.
Cuando en los Catálogos se mostraba lo efectivo de la prenda.
Cuando un tío con bigote equivalía a “Macho Alfa”.
Cuando se enseñaba una gallina como diciendo “Esto es lo que me voy a cenar y con lo que sobre me hago unos calcetines”.
Cuando en los jerséis no te salían bolas.
Cuando el trenzado era la novedad.
Cuando se compraba en El Requeté.
Cuando años después podíamos decir: “Qué bueno me ha salido este jersey, qué cohonúo eh”
 
Pues la moda, como todo en esta vida, es cíclica.

 

Disfrazarse

Cuando yo moceaba no había Jalogüin y las oportunidades de disfrazarse se reducían a dos: Carnavales y el Día de los Villancicos. Éste era calificado como uno de los más emocionantes del año, pues era el último día de colegio antes de las vacaciones de navidad, no tenías clase y nos juntábamos en el salón de actos para cantar y deleitar a nuestros compañeros y familiares.

Si cuando os hablo de “El día de los Villancicos” os estáis imaginando a unos hermosos infantes con
voces angelicales y ataviados de túnica celeste, alas y una santa corona… estáis muy equivocados.

Nosotros íbamos de pastores. Pero no de pastorcitos-qué-lindo-el-niño, no. Nosotros éramos más bien tirando a cabreros, con nuestros garrotes y nuestros pantalones de pana destrozados por el partido de futbol previo que nos habíamos echado mientras nos tocaba actuar.


Y no ensayábamos, por lo que cada uno berreaba, gritaba… o no sé cómo llamarlo, porque

Boga de Ariete


Un tanto friki, y lo sé, pero yo tengo un grupo de amigos que vamos tachando los días que faltan para que comience la Semana Santa Cacereña, usease, para que llegue el Domingo de Ramos; usease, para que salga la Burrina; usease, para llegar a la iglesia de San Juan antes de que las señoras enlacadas ataviadas de visón y bastón de madera me quiten todas las ramas de olivo bendecidas y ya sólo tenga la opción de comprársela al gitano reventa que se presenta a las traseras con medio olivar; usease, para que mi madre nos haga huesillos y torrijas; usease, para que estrenes algo o te cortan las manos.

Quince mil historias os puedo contar de esta semana de pasión cuya tradición viene heredada de